Psicópata.
Introducción.
Clark;
Él ha vuelto. Mamá está dormida.
Yo me escondo dentro del armario antes de que él entre. Veo a mamá a través de la puerta entreabierta. Estaba recostada en la cama. Podía escuchar su respiración pacífica, mientras tanto, él subía. Dando pesados pasos haciendo que las madera de las escaleras rechinaran. Ahora pude verlo, de pie junto a mamá, gritando.
Le comienza a pegar, con la mano. Él no se detiene. Mamá quedaba débil. Empezó a sollozar. «Por favor. Para.» Mamá no grita.
Me tapé los oídos. Cerré los ojos. El ruido cesó.
Él se da la vuelta. Podía escucharlo, caminar a mí en pasos grandes. Intenta encontrarme.
Se agacha y sonríe. Huele mal. A cigarros y alcohol. «Aquí estás.»
Un escalofrío me despierta. ¡Dios! Estaba empapado de sudor, y mi corazón late deprisa. Me siento de un salto en la cama. Mis fosas nasales estaban sofocadas del mismo aroma de aquella vez. Intento componerme.
Dios.. Han vuelto. Las pesadillas de cada noche.
Link de tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=-urSlix6vyg
Capítulo 1.
Capítulo 1.
Colorado Springs, 1999, orfanato Kindred.
–Es un niño maravilloso. –habló la doctora Grace, llevando a los señores Hyde hasta su despacho–. Nunca se ha metido en problemas. Es reservado, pero también muy inteligente y encantador–. después de tomar asiento, abrió un folder. Se veía nuevo e intacto así como cada hoja que llevaba dentro, ahí venían todos los expedientes del niño huérfano que era parte de Kindred. Y en poco tiempo sería el próximo hijo de los Hyde.
Elle Hyde, deseaba tener ya al pequeño ahí, con ella. Estaba feliz. Así como James Hyde. Un buen matrimonio que hizo varios intentos. Y todos fallidos. Ninguno tuvo suerte. Y sus planes de ser padres no resultaban exitosos. No había ninguna otra forma. Hasta ahora.
La señora Hyde se estiró desde donde estaba para ver el nombre que llevaba impresa en letras remarcadas la primera hoja. Clark Robertson. Su próximo hijo.
La doctora Grace pasó una a otra hoja, y entre una de éstas, sacó la fotografía del niño. La entregó a la familia. Y Elle, fue la primera en sonreír. Después de que su primera impresión fue tan sólo verlo.
–Clark... –susurró la señora Hyde.
–Clark Robertson, ha ingresado aquí hace dos años.
–¿Cuántos años tiene?
–Nueve años.
–¿De dónde es? –pregunta el señor James mientras miraba la fotografía que aún Elle sostenía en las manos.
–Él nació en Nueva Jersey, creció ahí mismo hasta los cuatro años. Su madre era drogadicta...
–¿Era? –cuestionó Elle con cierta curiosidad.
–Así es, ella era drogadicta, de igual manera tenía esquizofrenia avanzada.... entonces llegó al punto de no poder más... y murió. Mientras que Clark sufrió agresiones verbales y físicas por parte del novio de su madre. Desde entonces el pequeño tiene problemas para dormir.
–¿Y qué hay de su padre?
–Él... también falleció... justo un año antes de que le sucediera lo mismo a su madre.. A él le ocurrió una terrible tragedia en la carretera. Iba tomado. Y con Clark. Fue un milagro que él saliera con vida.. –continuó, dejándolos sin palabras–. por suerte, Clark pudo ser antes atendido...
–¿Qué nos dice después de que el llegó?
–Una vez aquí.... todo iba bien, pero pudimos notar serias actitudes por parte de él. Estaba trágicamente traumado por cada detalle que vivió en sus cuatro años. Nos preocupaba demasiado. Y nos vimos obligados a llevarlo a un instituto psiquiátrico para que lo atendieran profesionalmente. Después de quedarse tres años ahí. Regresó.
Aquellos sucesos, habían dejado a los señores Hyde con el asombro... pensando en la terrible vida que a Clark le ha tocado sufrir hasta ahora.. al menos eso sabían.
–¿Se pudo conseguir mejorar sus conductas?
–Así es, ahora, como les he mencionado. Ha sido un niño encantador.
–¿Hay algo más de lo que debamos saber antes? –pregunta el señor Hyde.
–Así es... –responde la doctora–. debido a todo lo anterior. Deberán recordar traerlo conmigo a las consultas de terapia para ver si todo está bajo control.
Ambos respiraron con profundidad. Se voltearon a ver. Ya tenían su decisión. Entonces ya se encontraban firmando los papeles de adopción. Listos para ser padres, de un niño de nueve años que necesitaba ser amado.
Sin embargo, no cambiaron de opinión.
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